Zona de Traducción

lunes, 9 de febrero de 2015

EL LIBRO DE ROGELIO ESPAÑA VERA


 "Nuestra Música también tiene Melao"

Por Rogelio España Vera
La fecha dispuesta para hacer la entrevista fue el 22 de Diciembre del 2.004, pero sufrí un accidente casero fracturándome el antebrazo y la clavícula y desde luego hubo que enyesarme y postergar la entrevista.  
Cuando le fui a entregar el libro «Nuestra Música También Tiene Melao», donde aparece esta entrevista, uno de sus nietos no podía creer que su abuelo apareciera en el libro y que hubiera sido tan importante y, no dejaba de repetir que se lo iba a mostrar a sus compañeros del colegio.  
Esto es una muestra de cómo se pierde la memoria histórica con lo más granado de nuestra musicología si no se acometen proyectos como el de «Nuestra Música También Tiene Melao».  
Crescencio Camacho nació en Villanueva Bolívar el 14 de Septiembre de 1.918, hijo de Rafael Camacho con Ana Isabel Olivo.  
Estudió hasta quinto de primaria en la escuela Alberto Mendoza de Villanueva.  
De 1.940 a 1.941 prestó el servicio militar obligatorio, dice él que entregado por su propio padre, su madre lloró el día de juramento de bandera.  
Crescencio cantaba por doquier y tenía un primo llamado Nelson García Olivo, 15 años mayor que había estudiado en el Conservatorio de Panamá y aparte del Español también sabía Inglés, era amigo de Adolfo Mejía y participó en la Sosa Jazz Band, tocaba con excelencia la trompeta y su hermano Francisco, la guitarra.  
El padre de Crescencio tenía una cantina en el pueblo y allí frecuentaba un inspector de rentas, quien le consiguió trabajo como guarda en Santa Rosa y ahí conoce a Ester Vivanco con quien se casó y tuvo 7 hijos.  
Junto con Pedro Batista también de Villanueva conforman la agrupación «El Rebusque», porque hacían música no para vivir de ella, sino para poder sostener su vida de bohemio y mujeriego, llegando a hacer toques en la zona de Tesca en Cartagena, pero en una ocasión él manifestó al entonces investigador Dr Emery Barrios que cuando salió del ejército había creado un sexteto con Andrés Pedroza. 

CRESCENCIO Y LA ORQUESTA NUEVA GRANADA  
En Villanueva, existieron unos músicos que estaban emparentados con Crescencio y era una familia al estilo de la Orquesta Aragón de Cuba que desde los abuelos hasta los nietos hacen parte del grupo musical. 
Esta era la familia De Ávila, cuyo fundador y más veterano fue Alfredo y sus hijos Juancho en la batería, El Chino en el primer saxo y viajan a Cartagena ampliándose el grupo con Toño Blanco, Rafael Barreto en el bajo, Roberto De Ávila en la trompeta y Evelio en la tumbadora, de vez en cuando Crescencio los acompaña, lo mismo que Pedro Laza en una época y es cuando toman el nombre de Nueva Granada, pero una madrugada un personaje llamado Rafael Ayola, agrede a Julio cortándole la cara, y el agresor caminaba por las calles como si no hubiera pasado nada, razón que motiva a Julio a quitarle la vida por considerar aquello una burla pero también fue la pala que cavó la tumba a la orquesta.  
NUEVOS LARES EN LA VIDA MUSICAL DE CRESCENCIO  
En Montería estaban el pianista Armando Pérez, Simón Mendoza y otros cartageneros que les iba muy bien haciendo toques donde una señora que tenía un grill, entonces el clarinetista Víctor Velásquez, el soprano Gregorio Figueroa y el maestro Crescencio se sienten atraídos por la propuesta de irse para la Capital Ganadera de Colombia y se embarcan en la lancha «Dueña del Sinú», al llegar y establecerse organizan la Orquesta Ondas del Sinú bajo la dirección de Juan Oviedo, pero posteriormente un grupo de músicos provenientes de Sincelejo hacen un toque en Montería y convencen a Camacho para que se vaya para esa tierra y organizan un grupo con Pello Torres, Rufo Garrido y Manuel Lamadrid, llamado «Danubio Azul», su director fue Rufo y llegaron a tocar porros y cumbias, precisamente el 9 de Abril de 1.948, mientras Jorge Eliécer Gaitán caía asesinado, ellos se encontraban en plena práctica. 

Gracias al impulso de la industria fonográfica en Cartagena y viendo que las cosas no iban bien en Sincelejo, la policía chulavita prohibió los toques de las agrupaciones musicales porque aglomeraban demasiada gente y eso podía ser peligroso para el régimen conservador.  
Las cosas llegaron a ponerse tan feas que Crescencio, Manuel Lamadrid y Nestor Montes salían con machetes por el monte para ver qué lograban conseguir, claro que mientras en Sincelejo no había posibilidades para los músicos, en Cartagena tenían gran acogida, por eso Crescencio decide probar suerte en La Heroica, cuando Antonio Fuentes lo ve cantar no lo piensa dos veces y lo lleva a los estudios de grabación, presentándoselo a Clímaco Sarmiento, Pedro Laza, Víctor Morales, Lucho Velásquez, Edrulfo Polo, Lalo Orozco, Julio Rodríguez y otros que él no recuerda.  
En 1.952 empezó a grabar con Pedro Laza y su voz se propagó en toda la Costa Atlántica con temas como «La Olla», «Cayetano Baila», «Carmen Elena», «Pan Caliente» y «Vámonos Caminando».  
Su voz era tan pegajosa que el célebre empresario Víctor Reyes dueño de «Mi Kiosquito» en Barranquilla, solicita las presentaciones de Crescencio, en esa época este sitio se constituyó en la Meca, donde todo buen artista deseaba exhibirse.  
Después que logré entrevistarlo, yo seguí visitándolo en su casa del Barrio Chile y una vez le entregué una foto que le tomó Dorian Meza, un samario coleccionista y residente en Bogotá.  
En una de aquellas conversaciones, me contó que en su época, tanto a los cantantes como a los compositores, no les daban crédito en los discos de acetato sino a los directores de la orquesta, por ejemplo, aparecían «Pedro Laza y sus Pelayeros», «Rufo Garrido y su Banda» u orquesta, etc.  
Al igual que grabó con Pedro Laza, también lo hizo con Rufo Garrido, grabando «El Queso», «Las Brujas Son», «La Carestía», «Suena la Timba», «Buscando el Carro», «Cumbia Brava», entre otros.  
Con la «A Número 1» de Pianeta Pitalúa graba el tremendo éxito «La Gigantona».  
Con el Pibe Velasco hace el famoso mano a mano «Falta la Plata» que posteriormente graba el Joe Arroyo.  
Él me dijo que el Joe fue a buscarlo para hacer el dúo con él, pero que mejor le recomendó a Víctor «EL Guachi» Meléndez. 
En 1.965 graba con «Los Corraleros de Majagual» dos temas en el LP «Mujeres Costeñas», uno es precisamente «Mujeres Costeñas» y «El Mondongo», en la carátula aparece una bella costeña recostada en un cocotero y al fondo se ve la bahía muy común en nuestro medio. No hay que confundir esta canción con «El Mondongo» que aparece en otro LP titulado «Corraleros en Salsa», cantado por Tony Zúñiga con el piano de Juancho Vargas. 
SOBRE EL COMPADRITO Y TU NO VALES NADA 
Algunos comentarios atribuyen el tema «Compadrito» a Crescencio, pero en varias oportunidades que fui a visitarlo, me reiteraba, que la canción era de un músico que tocaba el bonbardino llamado José María Baquero y que también algunas personas se lo atribuían al Curro Fuentes.  
Con el maestro Alberto Burgos Herrera, visitamos el año pasado al reconocido trompetista Manuel García Barcasnegra «El Tíbiri» y comentó que fueron a grabar con Discos Phillips, pero faltaba un número, y entonces Crescencio sacó de su bolsillo «No Vales Nada» del compositor Dionisio Páez y en el ritmo que lo cantó, no le gustó al productor musical porque no tenía estructura de cumbia o de fandango, afortunadamente para la  música colombiana, no  se consiguió otro, además ya no había tiempo y el productor se resignó a aceptarlo, se tuvo que meter de relleno y cuando, «Tu No Vales Nada» empezó a escucharse en las emisoras la gente compraba el LP por él, llegó a gustar tanto que hasta el Jhonny Pacheco y Pupy Legarreta, lo interpretaron en ritmo de chachachá moderno.  
La mayoría de los éxitos musicales que grabó no eran de él, pero si llegó a componer canciones como «La Descarada», «Se me rompió el paraguas», este fue grabado por el Joe Arroyo, también «Cicharrón Pelúo», «Avelina», «La Calle», «Cayetano Baila», «La Boquillera» y otros más.  
Antes de que le diera la enfermedad que lo llevó a la tumba, Crescencio tenía su banda organizada, «Los Nuevos Pelayeros» y se reunían en el parque El Centenario, su oficina de contactos, la integraban Jairo Arellano en la primera trompeta, Manuel García Barcasnegra en la segunda, Ciro Olascuaga y César Quiñones en el saxo, Raúl Gallego en el saxo tenor, Neil Cisneros en el bombardino, los Hermanos Mattos en el bajo, Oswaldo Bosa en el piano, Andrés Ramos en la percusión, Chato Barrios el bajo y la guitarra y Alfredo Almanza en la voz.  
También lo vi haciendo ensayos con «La Típica Cartagena», como director al lado del Michi Sarmiento, estos los hacía en el Barrio Olaya Herrera, tengo algunas filmaciones de estos ensayos.  
Como él participó en la grabación de «La Palenquerita», dice que la primera vez la presentaron en Mi Kiosquito de Barranquilla y la voz que pregonaba las alegrías era la de Julio Aicardi. 
Aparte de porros, cumbias y fandangos, la Banda de Crescencio también tocaba otros ritmos musicales, por ejemplo cuando el boom de la salsa en Cartagena, ellos presentaban algunos temas y él me confidenció que ya estando muerto Tony Zúñiga, la gente todavía le preguntaba por él y el maestro Alfredo Almanza su cantante en «Los Nuevos Pelayeros», me reveló que ellos cantaron la salsa brava de Jhonny Pacheco, de Joe Cuba, Los Hermanos Lebrons y muchos temas de Los Melódicos y la Billos Caracas Boys.  
Él hace coros en la grabación de Pedro Laza cuando grabaron con el Jefe Daniel Santos, desafortunadamente no aparece en la foto histórica acompañando al Inquieto Anacobero.  
Hay una polémica en torno al LP «Monicongo Prieto» donde aparece un tema original de los Muñequitos de Matanzas Santana en Salsa, porque él le dijo a un guaquero que no había grabado eso, pero de pronto pudo ser que la falta de lucidez, dada su edad no le permitió recordar con exactitud, porque algunos músicos que yo he entrevistado, han manifestado que ya no se acordaban de eso, en fin, ahí tenemos otra polémica más como la de la Múcura.  
ANÉCDOTAS  
Una vez iban viajando en lancha de Puerto Obaldía Panamá para Acandí Chocó y de pronto se desata una tempestad, Crescencio dice que solo se aferró a su canto y Eolo no tuvo otra alternativa que retirarse.  
En cierta ocasión Pedro Laza estaba alternando nada menos que con la orquesta de moda, Lucho Bermúdez y Matilde Lina en La Morita de Santa Marta y la fila era tan larga que parecía no tener fin, cuando les tocó el turno a ellos el frenesí era apabullante y los aplausos  eran para el grupo y la gente decía:  
«Que toque Pedro, Que toque Pedro y su cantante Crescencio». 
EL ADIOS  
El pueblo dándole el último adiós a Crescencio
El 13 de Diciembre levó anclas para jamás volver, su parte física, pero su música sigue ondeándose por el Universo y sólo los oídos finos pueden detectar la sabiduría de su canto porque hasta el pájaro cocui de Puerto Rico y los ruiseñores de Sudamérica se han quedado mudos por tu cantar, pero fue despedido al son de «Falta La Plata».  
Quien quiera saber más sobre nuestra música costeña, debe adquirir «Nuestra Música También Tiene Melao», de mi autoría, y se consigue en la sede de Amajubol Calle Segunda de Badillo en Cartagena.  
*Entrevista realizada el 28 de enero del 2.005

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