Zona de Traducción

viernes, 17 de octubre de 2014

EN OCTUBRE DE 2014,

          522 AÑOS DE LA GRAN NOVELA             AMERICANA
       Por Juan V Gutiérrez Magallanes








Ya los caciques Carex y Canapote en estas tierras bordeantes del mar Caribe, habían escuchado de Rodrígo Triana: «¡Tierra! ¡Tierra!».

A través de generaciones premonitoriamente se conocía de hombres de otros mundos, y es así como se previó la llegada de Colón.

En este 2014 se cumplen quinientos veintidós años de la llegada del gran Marinero genovés, lo que ha ocasionado gran audiencia en los descendientes de Carex y Canapote y la participación de los chornos y salta corrales de Benkos Biohó.

En esta gran asamblea tienen cabida cartageneros de libre pensamiento, que puedan vislumbrar el engaño al que han sido sometidos con los siglos.

Uno de los aspectos a tratar es la posición erecta que debe tomar la Aborigen, que está de hinojos al pie de Colón, en la estatua que se erige en la Plaza de la Aduana; el traslado de la estatua de don Pedro de Heredia, a un sitio alejado de esa Plaza, que en principio tuvo nombres alusivos a jueces y esclavos martillados por el desnarigado.

Las proclamas de los descendientes tendrán poder de sentencias patriarcales y a la vez taladrante en el pensamiento de los cartageneros, para hacer un juicio racional de ese 12 de octubre de 1492, considerado como un vasallaje sobre los residentes de Abya Yala, (nombre dado por los aborígenes Kunas al Continente antes de la llegada de Colón).

Los cartageneros, después de este octubre de 2014, vislumbrarán con sabia razón el engaño de «los embaucadores», porque el señalamiento por los descendientes, en especial de Carex, servirá para mirarlos a los rostros, y a través de él, encontrar los lineamientos del «pensamiento perverso» de quienes llegan a los organismos encargados de marcar directrices en la organización de la ciudad.

Ya no se volverán a inaugurar las obras que atropellan el Patrimonio de Cartagena, ni aceptar planes que jueguen con los dineros del pueblo.

El 12 de octubre de 1492 Colón llegó por azar a América. Y encontró una naturaleza pródiga que lo dejó vislumbrado y un bio sistema que desde entonces el hombre ha desnaturalizado, por la ansiedad en la explotación de los minerales, en especial del oro, enfermando ríos y desertizando tierras.

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