Zona de Traducción

lunes, 27 de julio de 2015

NARRATIVA FALLIDA
Todo Comenzó En Marzo De 2013… 

Cartagena, Septiembre 29 de 2055

Hoy cumplo noventa años. Jamás hubiera creído que en el curso de una vida, mi vida, las cosas cambiarían tanto y asistiría a la materialización de mis mayores temores. Hace cuarenta años aún podía expresarme con cierta libertad, sabía que no era del agrado de la mayoría, pero no me importaban los gestos de desaprobación, o cuando me afectaban, lo que hacía era alejarme de esas personas. Ahora esas personas no solo se han apoderado del mundo, ellos, en realidad ellas, se cuelan por cada rendija, invaden cada intersticio. 
Y, ¿qué pasó con «ellos»? Se rindieron. Ellas les aplicaron la política de piernas cruzadas y poco a poco fueron sometiéndose. Los primeros en ceder fueron los más machos y bravucones, rápidamente se convirtieron en los perros falderos de sus mujeres, acompañándolas a sus oficios religiosos y vigilando que nadie tuviera la osadía de desafiarlas. Los más racionales ofrecieron resistencia; pero a los seis meses de iniciada la ofensiva, ya habían dejado de lado sus argumentos y adoptado sin pudor el discurso religioso-feminista que se regaba como peste. 

Lástima que ya no haya sociólogos para desentrañar los orígenes de la decadencia (esa fue una de las profesiones prohibidas); pero desde la perspectiva que me ofrece esta edad avanzada, y la lucidez que conservo como único patrimonio, me atrevo a afirmar que todo empezó en marzo de 2013 con la elección del Papa latinoamericano. 
Cualquiera pensaría que ese evento solo afectaba a los católicos, comunidad cuestionada y venida a menos por culpa de numerosos escándalos de pederastia de sus ministros; pero, sin que nos diéramos cuenta, esa elección intrascendente se  convirtió en una especie de revolución que fortaleció todo tipo de creencias, y los latinoamericanos, siempre acomplejados por carecer de significativos aportes a la Historia Universal, se empeñaron en exportar esta Revolución (ya con mayúsculas) a todos los confines del planeta. 
En la actualidad apenas se salvan del fanatismo los países escandinavos. Allí se refugia mi hijo como medida desesperada para escapar del régimen. Bueno, la verdad es que primero viajó a Holanda; pero Holanda a pesar de su discurso liberal, apenas logró resistir un par de décadas. Por supuesto, el mundo musulmán aprovechó este desmadre en Occidente y, ya sin oposición, se apoderó por completo de Asia y África. Llevamos años sin saber qué ocurre en esos dos continentes. El último informe que nos llegó, decía que todas las mujeres mayores de doce años habían sido retiradas de las escuelas y estaban usando la burka.  
Y es que en una serie de reuniones secretas, los católicos firmaron pactos con los evangélicos; pero no se quedaron ahí, siguieron acuerdos con Testigos de Jehová, adventistas y demás. Al final, hasta gnósticos, espiritistas y sectas satánicas eran sus aliados en un bloque monolítico impenetrable, poseedor de la Verdad absoluta. El enemigo a combatir era el agnosticismo en todas sus formas: los intelectuales, filósofos y científicos fueron encarcelados, quemados sus libros. Fue perseguida cualquier manifestación de pensamiento independiente.
–Aún recuerdo con tristeza el día en que me fue arrebatado mi último libro: El Anticristo de Nietzsche. Lo tenía escondido en mi colchón. Ni siquiera me atrevía a sacarlo para disfrutar de su lectura, pero era reconfortante saber que ahí estaba. Era el mismo ejemplar que le di a leer a mi  hijo la primera vez que me dijo que le prestara un libro. Era un símbolo, una esperanza. Pero por culpa de un desperfecto en el lavaplatos, me vi obligada a llamar al plomero. Por supuesto, no llegó solo, apareció acompañado de su mujercita, y, mientras salí a comprar tubos de PVC, ella se dedicó a hurgar en mi pequeño apartamento, mi cueva, como me gusta llamarlo. Encontró el libro y convencida de su misión me denunció. Fui  amonestada y pagué una considerable multa, pero lo peor fue presenciar la quema en la Plaza Principal. Aunque la hoguera resultó de un tamaño más bien insignificante: atrás habían quedado los días en que eran tantos los libros quemados que la llamarada superaba por varios metros la altura de la torre de la Catedral–. 
Y a mis amigos, ¿qué les pasó? Gonzalo fue el primero en caer al enfrentarse solo  y desarmado a las Señoras en olor de Santidad de su barrio. En cambio Ruth aguantó varios años; pero el constante enfrentamiento con el poderoso y renovado Grupo de Emaús, deterioró su salud y en una de esas disputas, su corazón no pudo más. A Rolando lo vi por última vez el día que quemaron Las historias de Alí, en esa época la llamarada aún alcanzaba una altura respetable. Luego solicitó que le asignaran más horas de trabajo en su empresa, y, con esa excusa, evita regresar a Cartagena. Y Edisson… ¿qué habrá sido de él? Insistió en que era más seguro irse para su ciudad, porque su mamá era poeta y ella jamás se dejaría arrastrar por el fanatismo de las otras. Juntos crearían La Resistencia del Eje cafetero. Los pocos que quedábamos, fuimos a despedirlo en medio de una noche lluviosa; pero aunque prometió mantenerse en contacto, nunca más tuvimos noticias de él.  
Ya no tiene sentido continuar. Ayer escuché que van a obligarnos a vestir a la manera de los Amish, pronto nos obligarán también a prescindir de la electricidad.  No se conforman con haber eliminado internet y transmitir por televisión solo programas religiosos y cantos gregorianos. Esta gente no tiene límites. Nos van a matar de aburrimiento. Menos mal que la mujercita del plomero no encontró la «pequeña solución» que guardé hace años para cuando llegara este momento. Ya es hora. Porque a pesar de estas cuatro décadas de adoctrinamiento, sigo pensando que esta decisión es mía, únicamente mía.*Rosemary Maciá           
*Rosemary Maciá
Poeta y Escritora. Miembro Tallerista del Colectivo Generación Fallida que se reunen religiosamente todos los sábados en La Casa-Museo Rafael Nuñez de Cartagena de 10 de la mañana a 2:30 de la tarde.

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